viernes, 27 de agosto de 2010

Un día de cebiche

A exactamente dos semanas de haber llegado a tierra extraña, uno deja de maravillarse y sorprenderse por lo diferente que es Brasil y empieza a cansarse de comer frejoles todos los días en el almuerzo y sopa instantánea por las noches, por ello, decidimos (entre mi compañero de cuarto y yo) preparar un tradicional ceviche peruano (¿hay algo mas perucho que eso?); Para esta "misión", solicitamos a una amiga que estaba por venir que nos traiga algunos ingredientes como limones, ajíes y condimentos de ahí empezó la prueba de fuego.

El asunto parecía fácil hasta que nuestra casera se entero que íbamos a preparar un plato típico por lo que nos tuvimos que ofrecer a convidarle cuando hubiésemos terminado; sin embargo, y sin animo de exagerar, esto complicaba mucho las cosas, ya no era solo un simple plato de sebiche, sino un embajador de nuestro país y nuestra tan en boga cultura culinaria y el cual daría que hablar en todos los rincones de la casa y se transmitiría de boca en boca a todos los conocidos de la casera.

Como no contábamos ni siquiera con sal en nuestra dispensa, tuvimos que darnos un paseo por el supermercado para comprar desde sal hasta pescado, esto fue todo un problema, puesto que no encontrábamos apio, camotes de verdad, ajino moto e incluso choclos, porque aquí si hay choclos, pero no tan generosos como los que me enseño a comer mi mamá, en fin, luego de gastar cerca de 50 reales (aproximadamente 75 soles) y molestos al pensar lo caro que es el pescado aquí, regresamos a la casa.

¿Como se corta el pescado?, ¿como hago para no llorar con las cebollas?, ¿como se mezcla todos los ingredientes y en que momento? preguntas casi filosóficas y de difícil solución para un cocinero inexperto cuya única experiencia previa con el seviche era haber sido exprimidor oficial de limones en Perú; felizmente esta papá google y las TICs (tecnologías de la información y comunicaciones) que nos permitieron saber como exprimir un limón y generar una videoconferencia con la hermana de Jimmy (mi compañero de cuarto) la cual es chef y nos guió paso a paso.

Ya en plena preparación nos dimos cuenta de algunos problemas, primero, echamos el limón con mucha anticipación, el ajino moto aquí no es el mismo que se usa en Perú, no nos fijamos si los camotes (aquí llamados batata doce) ya estaban cocinados, la proporción entre cebolla y pescado no era muy buena y por sobre todo... ¿no es recomendable sobarse el ojo luego de haber exprimido limones verdad?, felizmente superamos todos esos inconvenientes y salió un ceviche mas o menos decente, en mi escala del 1 al 10 le pondría un merecido 5.

La fuente se veía bien, el sabor no era malo, era algo simple y sin ese gustito de casa que uno ya conoce o de esos cebichazos que uno podía comer por un sol en el mercado del barrio, pero para ser la primera vez estaba muy bien; al invitar a nuestra casera a que comparta la mesa con nosotros, quedo encantada con el sabor y pensó que teníamos experiencia en la materia, cuando le comente la escala del 1 al 10 y le dije que esta preparación no salio tan bien como queríamos, no lo podía creer por que según ella estaba muy agradable y hasta se animo a repetir 2 veces más.

Ahora que se que no solamente las mamaces pueden cocinar, a sido como descubrir el fuego; por ello, para la próxima preparación nos espera un lomo saltado o quizás un arroz con pollo, pero eso será para otro post...


Pdta.- si se fijaron con atención, escribí entre lineas "ceviche" de cuatro formas distintas, las cuales todas son aceptadas por la RAE dependiendo solamente del lugar donde se emplee.

lunes, 9 de agosto de 2010

Dejando el cigarrillo

Acabo de llegar a Brasil y tomo conciencia de que estoy a pocos meses de tener 10 años como fumador y en vista de que he cambiado de país, parece buen momento para cambiar de hábitos. el hecho radica en que no se como hacerlo y las pastillas, parches, chicles y demás no me parecen muy buena idea, antes había tomado la misma determinación aproximadamente 2 veces por semana, siempre me decía a mi mismo que ya lo iba a dejar o que el lunes ya no fumaría ningún cigarrillo o sino apostaba con mis amigos o familiares que ya no fumaría (claro que siempre perdía), en fin, deseo que uno de mis objetivos de este viaje sea también una ocasión para poder erradicar  este vicio que tan complicado se me hace dejar, aunque me pongo a pensar que muchas veces fue mi compañero en situaciones de tristeza y soledad así como un infaltable amigo en fiestas y reuniones a la que asistía.
En fin se que estaré algo distraído en estas semanas y que tendré otras preocupaciones que atender antes que la superflua necesidad de prender un cigarrillo, sin embargo, la parte curiosa de estas líneas es que mientras más me repito la idea de abandonar este hábito, más ganas me entran de salir a buscar un cigarrillo.